Parque Can Mercader
- Información de servicio
Lugar de interés histórico-arquitectónico, vegetación singular, jardín histórico, lago, estanque, fuentes de agua potable, tren miniatura, juegos infantiles, juegos gimnásticos, restaurante, bar, WC. Museo Palau Mercader y piscina municipal.
- Descripción
La avenida Plàtans es el eje principal del parque: lo atraviesa de sur a norte y configura, junto con los caminos que la cruzan, una serie de espacios y ambientes con distintos usos. En la parte más baja se encuentra la gran explanada de juegos con el tren; más arriba, el lago, los jardines con glorietas y miradores, los caminos, las zonas de descanso y la piscina ocupan el espacio de las antiguas terrazas de cultivo. En la parte central, se ha mantenido la estructura de terrazas y jardines que incluye los dos elementos más emblemáticos del parque: el palacio y la platanera. La vegetación, más densa en la parte central, está formada por una gran variedad de especies, entre las que destacan claramente, tanto por número como por su singularidad, los plátanos, las palmeras de Canarias y las palmeras washingtonianas.
Vegetación singular: Els Gegants del Parc (conjunto de grandes plátanos más de centenarios); L'Acàcia Vella de Can Mercader (centenaria acacia de tres espinas); Les Palmeres (conjunto de washingtonias de gran altura).
Más información sobre historia del parque, plano, vegetación singular, actividades y publicaciones relacionadas en la versión de la web en catalán.- Hacienda agrícola, palacio noble, parque público
El parque de Can Mercader proviene de una antigua y próspera hacienda agrícola, correspondiente a la masía llamada Mas Oriol del Empedrat, de la que tenemos noticias documentales desde finales de la edad media.
En 1748 la familia Sadurní compró la masía Oriol y las 48 hectáreas que en ese momento formaban el conjunto de la explotación. Pocos años después, en 1764, se celebró el matrimonio entre Maria Sadurní y Cànoves y Felip de Mercader y Saleta. A la muerte de Maria Sadurní, la finca pasó a formar parte del patrimonio de los Mercader, una familia burguesa de Barcelona, con el privilegio de ciudadanos honrados.
Del año 1771 están documentadas unas importantes reformas en la masía, realizadas por encargo de Maria Sadurní, de cara a habilitar el primer piso para residencia propia, como torre de recreo.
En 1814, Josep Ignasi de Mercader, por motivos de salud, fijó su residencia en la casa de Cornellà. En ese momento se construyeron los primeros jardines en tierras hasta entonces de cultivo. Según narra el cronista de la familia, (...) están al salir por la parte de atrás de la casa actual, dos grupos de bosque, en el centro de éstos un caminal ancho en cada extremo y en el centro una plazuela. En medio de ésta un surtidor, un caminal recto en los lados exteriores de dichos bosquecillos, siguiendo a estos dos túnelas de hiedra, un gran estanque oval entre éstos y encima de aquellos dos estanquitas con sus juegos de agua en el centro.
Su hijo, Ramon Mercader Novell, se casó en 1824 con Maria Mercè de Belloch i Portell, heredera de un linaje aristocrático, el de los condes de Belloch, que se remonta al siglo XI.
La recuperación de Can Mercader como parque público
En 1961, la fundación Belloch-Pozzali decide finalmente sacar adelante el proyecto de centro de acogida de estudiantes; las negociaciones entre el Ayuntamiento y la Fundación se intensifican y las tensiones se agravan; a su vez, la reivindicación colectiva de los vecinos de Almeda de la totalidad de los terrenos de Can Mercader como zona verde, se hace sentir de forma contundente. El proyecto queda detenido.
A la muerte de Albert Bonet, en 1973, la Fundación se incorpora al Seminario de Barcelona y sus bienes son vendidos a instituciones públicas y privadas. En 1974, la Comisión de Urbanismo adquiere el palacio "Belloch-Pozzali" y el que será el futuro Parque y les cede poco después gratuitamente al Ayuntamiento de Cornellà que los incluye en el Catálogo de Edificaciones Históricas; dos años después la Generalitat les declara monumento histórico-artístico. Por entonces, la finca se encontraba en un estado de abandono total, y no será incorporada a la vida municipal como espacio verde de uso público hasta 1984.
Entre 1984 y 1985, se redacta el proyecto de restauración. Las obras se inician a finales de 1986, financiadas por la desaparecida Corporación Metropolitana de Barcelona y posteriormente por la Mancomunidad de Municipios del Área Metropolitana de Barcelona. El once de septiembre de 1989, las puertas de Can Mercader, el primer parque público de Cornellà, se abren definitivamente a los ciudadanos. Su visita constituye un paseo por la historia.